
Por Naudín Gracián
Una de las imprecisiones lingüísticas más comunes es la utilización de
la palabra demasiado con el sentido simple y llano de muy o de bastante.
Así la gente dice “Esto está demasiado bueno”, “Nos divertimos demasiado” o “En
esa fiesta hubo demasiada comida”; por “Esto está muy bueno”, “Nos divertimos
bastante” o “En esa fiesta hubo bastante comida”.
Si nos remitimos al sentido preciso de las palabras, todo lo que es en
demasía es incorrecto, repugnante o dañino, pues todos los excesos son
peligrosos.
Existe una dificultad extrema para precisar dónde termina lo bastante y
dónde empieza lo demasiado, o sea lo excesivo....