
Hacía bastante tiempo no perdía el tiempo tan
deliberada y oficiosamente. Lo hice leyendo a este potea de Juan Mares que no
sé por qué siempre he pronunciado Marés. Yo leía e iba leyendo sin saber por
qué, una sarta de haikús, galimatías, brincos, onomatopeyas, jitanjáforas, retahílas,
relajos, ensayos, figuras, atrevimientos, bromas, irrespetos al lenguaje;
poblados de pájaros, árboles, gente, ríos, frutas, animales de todo tipo… un
hervidero de vida y de lenguaje rebosante y sin linderos; una selva remolina
con los vientos enloquecidos por el descuido de Pandora. Y yo que soy tan
racional a la hora de leer, que exijo rigurosidad y pulimento,...