Te cuento, Hernán, que, sin esperanza
ninguna, abrí el libro Antesala de
una tal Ruth Moreno G. (¿?) que me regalaste. Una forma de perder un poco este
domingo antes de bañarme. Algo de aplicación de lo que les digo a mis alumnos referente
a que en cualquier momento podemos leer poesía, que no vale la excusa de que no
tenemos tiempo.
Pues sí, abrí el libro y me agarró, no del
cuello, porque evidentemente no es ésa la intención de la autora, ni del brazo;
quizá solo del dedo meñique, pero me fue llevando poema a poema. Yo estaba
afuera en mi intención despreocupada de leer un par de líneas y relegar el
libro al olvido, pero me hizo asomar hacia adentro. Ni me noqueó, ni me dejó
grogui; sólo sentí cierta comunión conmigo mismo. Y lo logró con su prosa
partida en versos (porque es en prosa que conversamos), con su minimicidad y
mismicidad, y con sus frases sencillamente complejas, profundamente
superficiales (para mí, digo).
¿Me ayudó en algo a “encontrar el animal
que soy”?
No creas poca cosa que alguien nos haga atesorar instanticos de felicidad.
Naudín.
4 comentarios:
:)
:)
En todo momento podemos leer poesia, no hay excusas.
En todo momento podemos leer poesia, no hay excusas.
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