Dejo claro que este texto NO ES MÍO, y no recuerdo de dónde lo saqué ni su autor pues hace tiempo lo tengo en mi ordenador. Sin embargo lo considero muy pertinente para los visitantes de este blog, sean escritores o sólo curiosos.
Preparando el terreno
Algunos autores trabajan sin detenerse siete días a la semana cuando están en medio del proceso de escribir. Si sólo escribes cuando estás inspirado, nunca acabarás. Hay que escribir incluso cuando es la última cosa que quisieras hacer. Simplemente escribe. Luego ya corregirás o incluso lo tirarás a la papelera. Es muy posible que escribas unas 500 o 550 páginas en el primer borrador, para luego acabar el manuscrito con unas 400 bien corregidas. Sudar estas páginas para luego perderlas duele, pero no tanto como que rechacen tu manuscrito. Cuanto más escribas, más reconocerás los beneficios de esta técnica.
Objetivos y organización
La mejor manera de mantenerte ocupado es planificar con tiempo. Imprime un calendario de los próximos 12 meses. Tacha los días que sepas que estarás ocupado (vacaciones, cumpleaños de amigos y familiares, otros trabajos). Luego divide el año en proyectos. Crea objetivos semanales. También puedes marcarte tiempo en el calendario para la documentación, las llamadas telefónicas y cualquier otra técnica que uses para conseguir la información necesaria para tu obra. Ponlo al día cada semana.
Intenta tener un objetivo diario. Un número de páginas, o de palabras, o incluso un número de horas valen. Oblígate a escribir aunque no tengas ganas de hacerlo. Verás como cada vez irás asociando más el tiempo para escribir y te sentirás con más ánimos para hacerlo.
Una manera de asegurarte que cumples los objetivos es escribirlos en el calendario que tendrás colgado delante de tu mesa de trabajo. En cuanto los hayas cumplido, puedes borrarlos o tacharlos. Esto te dará la sensación de ir consiguiendo logros y te animará a continuar el día siguiente.
Personajes y escenarios
Según bastantes escritores, empezar a trabajar cuando ya tienes los personajes perfectamente definidos, ayuda mucho. Si no haces antes tus deberes, saboteas tu propio trabajo. La falta de preparación suele ser evidente para los lectores.
Debes conocer tus personajes, su pasado. Crea una ficha de personaje, con toda la información que consideres relevante. Cada vez que escribas el nombre de un personaje, es aconsejable que crees su ficha correspondiente, al menos con el nombre y las características más esenciales. Si luego deviene en alguien más importante, ya la completarás. No tendrás que volver atrás a comprobar el nombre del personaje que salía 100 páginas antes puesto que tendrás su ficha justo a tu alcance.
Tan importantes como los personajes, son los escenarios donde transcurre la acción. Si no los conoces, tu lector tampoco lo hará. Consulta mapas, atlas y cualquier otro elemento que creas necesario. Los mapas son útiles para consultas distancias y hacer que el tiempo que necesitas para moverte de un escenario a otro sea verosímil. Los atlas suelen contener información interesante sobre los lugares de los que hablan, y pueden llegar a ser puntos importantes de tu historia.
Hazte esquemas de los sitios importantes, como la casa donde vive tu personaje principal o la tienda de su amiga donde pasa todas las tardes. Si tu personaje siempre va a la derecha para ir al baño y más adelante, pon el capítulo 20, gira a la izquierda, un avispado lector se dará cuenta.
Esquemas
Los esquemas son importantes para mantener los sub argumentos subordinados a la trama principal. Evitarás irte por la tangente si sabes en qué puntos de tu historia hay que desarrollar el sub argumento (y cuándo y cómo volverá a aparecer para incidir en el argumento principal). Si creas tu esquema antes de empezar a escribir tu manuscrito, no solo evitarás pérdidas de tiempo innecesarias sino que además te ayudará a mantener tu historia bien construida.
Recuerda que los esquemas son un proceso vivo, como la escritura. La primera frase que escribes en lo alto de la página en blanco es la idea para la novela. Después puedes desarrollar una línea de tiempo donde colocarás a tus personajes y sus acciones. Cuando creas que tu esquema es el adecuado, ya puedes empezar a escribir. Mientras escribes, puedes observar ciertos cambios en el esquema, para ajustarlo aún más.
Cuando te sientes a escribir, pon al día tu esquema. Escoge un principio y un final para tu capítulo. Después pregúntate ¿cómo voy de uno a otro? ¿Cuál es el propósito de este capítulo? También observa el capítulo dentro del esquema general de la historia. ¿Dónde se encuadra? ¿Es el momento adecuado para que esto suceda? Si no tienes un punto final decidido, tu capítulo tenderá a desdibujarse.
Historia y técnica
Ten en cuenta, claro, que mientras que la gran mayoría de novelas siguen este esquema básico, hay algunas que no. Las novelas de género (fantasía, ciencia ficción, thrillers y misterios) son las que más se adecuan a este tipo de esquema.
Encontramos cinco elementos importantes en la estructura narrativa de cualquier novela: un incidente inicial, una serie de complicaciones progresivas, una crisis, un clímax y la resolución. Estos son los cinco pasos a seguir para desarrollar cualquier historia.
El incidente inicial es el anzuelo. Es un acontecimiento dinámico y debe ser visto como tal por el lector. Debe, a la vez, cambiar el equilibrio de fuerzas; y el resto de la novela debe ser el intento por parte del protagonista de devolver las cosas a su cauce. Por ejemplo, puedes retorcer la idea en el protagonista de que lo que esperaba fuera un día maravilloso, se convirtiera en la peor de sus pesadillas (por ejemplo puede ganar la lotería y que ello le arruine la vida o bien conseguir el trabajo soñado para descubrir que su jefe es un malvado manipulador).
La serie de complicaciones progresivas escalan en el conflicto y se conocen también como suspense. Aunque tenga que ver con la salvación del mundo por parte de un héroe o con la autosuperación de un personaje marginal, el suspense forma parte de casi cualquier historia. El suspense, en una novela de misterio, puede provenir del tic-tac de un reloj. En una novela de misterio en el clásico ¿Quién lo hizo? A veces tiene que ver en la forma en que el bueno consigue detener al malo. No importa el tipo de suspense, pero tiene que atrapar al lector.
Algunos escritores creen que el suspense es ofrecer una sorpresa casi al final de la novela. El problema que encuentro a este método es que el lector no sabe que la sorpresa se acerca, así que en realidad no hay suspense.
Incluso aunque tengas una sorpresa en la manga para tu final, debes escalar en el conflicto para mantener el nivel de suspense cada vez más alto hasta que el lector llegue a la sorpresa.
En el momento de crisis, el protagonista deberá decidir si quiere recuperar el equilibrio roto en el incidente inicial, durante la primera parte de la novela. En este momento no deberían ser obvios para el lector los pasos que tomará el protagonista para que continúe preguntándose qué sucederá. La crisis suele ser el momento más oscuro del protagonista.
Después viene el clímax. En el clímax el protagonista ya ha elegido y se ha restablecido el equilibrio o bien se ha conseguido un equilibrio nuevo. Asegúrate de que tu protagonista forma parte del clímax. La escena del clímax debe involucrar al protagonista y al antagonista llegando a una conclusión sobre el dilema iniciado al principio.
Finalmente, envuelve tus argumentos y subargumentos para llegar a la resolución final. No dejes ningún hilo suelto. El lector se preocupará por todos los personajes y todos los acontecimientos. La resolución ofrece al lector una sensación de redondez subrayando lo que el lector ha ganado al final del libro.
Argumento
Algo tiene que suceder en tu novela. La mayoría de los escritores no pueden permitirse el lujo de escribir una historia de personajes que simplemente se limiten a estar, sin hacer nada. La acción, tome la dirección que tome, es lo que mueve la historia y arrastra a los personajes consigo. A veces los personajes actúan y a veces reaccionan y esto es lo que crea el argumento. Revisa nuestro anterior artículo: La lógica de las emociones.
Intenta tener una idea clara sobre cual será el clímax de tu historia antes de escribir la primera frase. Teóricamente, toda acción debe ir encaminada hacia él. El hecho de conocer el clímax de antemano te ayudará a dar la dirección adecuada a la historia y a mantenerse en la mente el argumento principal. También te impide que te vayas por la tangente y que desarrolles un subargumento en el clímax. Sin una idea clara del clímax puedes estar escribiendo el famoso libro que nunca se acaba.
La vida real está llena de coincidencias pero hay cierto debate sobre cuántas coincidencias se pueden añadir a una novela para que resulte verosímil. Hay quien afirma que no se puede usar ningún tipo de coincidencia en una novela, que todo debe tener un por qué. Soy de la misma opinión. Lo que subyace es la idea de evitar que el autor manipule demasiado la trama. Pero... al fin y al cabo, el autor es el creador del mundo y en realidad, toda novela es una manipulación. (Pero no se tiene que notar)
Mientras trabajes en la novela, mantén en mente la idea de la lógica interna. El argumento tiene que tener sentido por sí mismo.
Dónde empezar
En realidad hay dos principios en una novela. Las primeras palabras que un escritor pone negro sobre blanco y las primeras palabras que el lector ve en cuando abre la tapa del libro que acaba de comprar. Estos dos conjuntos de palabras, no tienen por qué ser los mismos. Algunos escritores se estancan intentando escribir ese principio perfecto pero como la gran mayoría tendemos o deberíamos tender a corregir y re-corregir, la mayoría de este tiempo se pierde. Comienza donde sea y luego, en cualquier momento, puedes volver tus pasos atrás y corregir el principio.
Cuando intentes determinar el inicio del libro, intenta mantener en tu mente el propósito de la obra. Tu primer capitulo debe llevar al lector hasta la puerta. La historia debe enganchar a los lectores y a la vez presentar el problema, el tema o introducir los personajes principales. Ese primer capítulo puede hacer ambas cosas, pero no sobrecargues al lector con demasiada información al principio.
Otra herramienta interesante a tener en cuenta es un archivo con el pasado de tu historia. ¿Qué sucedió antes del instante en que empieza tu novela? Si bien no lo usarás directamente en tu obra es posible que uses pequeños fragmentos para rellenar agujeros que los lectores deban saber para entender qué está sucediendo.
El núcleo principal
Tus personajes son la clave principal puesto que son los que crean la historia. Debes conocer las motivaciones de tu personaje principal, por qué actúa de esa manera y qué es lo que desea. Otros elementos importantes pueden ser: vestuario, actitudes, gestos, educación, cultura, clase social, necesidades, sueños, miedos, creencias y valores.
Pero el escenario es tan importante como tus personajes. Ve a tu biblioteca, coge un libro al azar, abre la primera página y lee el primer párrafo. Podrás observar que en la gran mayoría de los casos, estas líneas iniciales tendrán que ver con el escenario y conllevaran implícita una emoción dirigida al lector. En muchas novelas, es el escenario principal lo que distingue una novela de otra. Si no es el escenario, son los personajes. El escenario puede ayudarte a responder la pregunta que todo editor te hará: ¿Qué es lo que distingue tu novela de otras ya publicadas?
El escenario implica conocer perfectamente el dónde y el cuándo de tu historia. Y hay mucha más miga en el dónde de lo que la gente cree a simple vista. Piensa en los sitios donde has vivido. ¿No era diferente la gente? ¿El clima? ¿La arquitectura? No te limites a describir cómo es el lugar. Necesitas mucho más para hacerlo salir vivo de la página.
El punto de vista es otro elemento crítico. En realidad es el problema principal al que se enfrentan numerosos escritores. Ten en cuenta que aunque tú eres el dios principal, el creador de tu mundo y conoces todos sus recovecos, el lector sólo verá lo que tú decidas que la cámara enfoque. Por este motivo, tu enfoque debe ser consistente a lo largo de la obra. No puedes andar cambiando de punto de vista sin ningún tipo de justificación. No hay un punto de vista erróneo. Todos ellos son válidos. Simplemente intenta no confundir al lector.
Final
Los personajes, los escenarios y el punto de vista deben construir el mundo y llevar al lector hacia el final deseado, la resolución del problema, o argumento que se ha introducido en el primer o segundo capítulo. Debes asimismo concluir todos los sub-argumentos al final, lo que a veces puede resultar algo complicado.
Cuando llega el final de tu historia, llega. Precisamente porque has escrito todas esas páginas anteriores, has perdido algún tipo de control sobre el final. El final debería ser la conclusión natural a la historia.
Tal como se ha comentado anteriormente, ayuda bastante si tienes en mente cual es el clímax de tu libro antes de empezar a escribir puesto que es hacia donde se dirige la historia, aunque algunos autores se niegan a hacerlo. Debes encontrar tu camino.
La corrección
La corrección se basa en equilibrar los dos lados del cerebro. El lado derecho del cerebro se considera más creativo mientras que el izquierdo se considera más lógico. Mucha gente considera que la corrección es cuestión del lado izquierdo pero si no confiamos en nuestro lado derecho nos estamos haciendo un mal favor. Algunos escritores permiten que su lado derecho domine demasiado y acaban destrozando su escritura.
Mira lo que has escrito. Púlelo. Quita lo que veas que sobra, pero no lo tires porque nunca sabes cuando puedes necesitarlo (en otro lugar del manuscrito corregido o bien en otra historia diferente). Empieza el día releyendo lo que has escrito. Eso te pondrá en situación para continuar escribiendo.
Cuando estés corrigiendo considera la idea de pedir a algún corrector profesional que revise tu obra, pero ten muy en cuenta que los escritores no pueden permitirse ser muy sentimentales con su obra. Acepta las críticas y examínalas fríamente. Si no aceptas bien la crítica, tienes un serio problema como escritor. Es un severo handicap.
No corrijas nada en los primeros estadios de la novela. Si corriges demasiado pronto simplemente perderás el tiempo puesto que más adelante volverás a añadir elementos que harán que tengas que volver atrás. Algunos escritores pierden demasiado tiempo corrigiendo sus primeras palabras y nunca acaban nada de lo que empiezan. Corregir los dos primeros capítulos una vez tras otra puede evitar que algún día llegues a escribir el último. También puedes encontrar que has quitado detalles que luego más adelante eran cruciales en la novela y necesites volver a añadirlos. Tu subconsciente, afortunadamente, trabaja contigo y va plantando semillas que más adelante darán su fruto. Si eliminas demasiado pronto, corres el riesgo de no poder usarlo más adelante.
Una técnica útil para la corrección eficaz es dejar descansar la novela por un tiempo antes de emprender su lectura para aclararte las ideas y mirarla con ojos nuevos. En el argot editorial, dormir la obra. A veces verás con más claridad las construcciones extrañas una vez te hayas distanciado de la misma.
Reescritura
Casi todos los manuscritos aceptados para su publicación necesitan reescritura en un estado u otro. Aunque la idea principal se mantenga, siempre hay pequeños fragmentos que el editor considera importante cambiar.
La reescritura no es sólo lo que ocurre después del primer borrador. También es un proceso que cambia cada vez que el argumento cambia o que hay un giro inesperado en el argumento.
No se acaba cuando crees que se ha acabado. Cuando completo el primer borrador de un manuscrito, mi trabajo está entre dos terceras partes o tres cuartas partes completo. Muchos escritores están tan felices de haber acabado todo el trabajo que creen que volver a revisarlo todo es inhumano. Pero ha de hacerse. Siempre.
El aspecto más importante en la reescritura es ser honesto. Debes mirar a tu obra objetivamente y encontrar sus defectos. Confía en tu instinto a la hora de corregir.
No subestimes al lector. Si puede leer, tiene una cierta educación. La mayoría de los escritores tienden a ser redundantes aunque algunos pocos yerran en el otro sentido, siendo tan sutiles que el lector medio no puede captarlos. Es muy posible que aunque no entiendan el significado de todo lo que escribas en su momento, en el momento final, cuando llegue el clímax sí den su lugar a cada frase o hecho relacionado que ha ocurrido con anterioridad.
No sientes cátedra ni pontifiques. A veces escribirás algo con lo que te identifiques plenamente pero que añade muy poco a la historia. Cortar parte de estos fragmentos puede ser doloroso pero también puede ser necesario. Concéntrate en la historia en general, no en un capítulo.
Envío a las editoriales, rechazo y vuelta a empezar
Piensa en el último comprador, el lector de pie en la librería. ¿Cómo escoge un libro? Editores y agentes tienen esta cuestión en mente muy a menudo. Así que tú también deberías tenerlo en cuenta.
La clave para vender tu novela reside en comunicar a editores y agentes la excitación que sientes sobre tu libro. Empezaste a escribir una novela sólo a partir de una idea porque a ti te interesaba. Intenta contar esta pasión al editor o agente tan bien como puedas. No debes escribir para el mercado, si no quieres, pero tienes que entender cómo funciona para entrar en él.
Tus antecedentes, y no me refiero sólo a los literarios, también tienen importancia a la hora de incitar a un editor a mirar tu obra. El hecho que seas un experto en el tema que quieres tratar, te ayudará a conseguir la publicación.
Para un editor (o un agente) el tiempo es oro. Para ellos, invertir el tiempo en leer tu manuscrito debe reportarles algún tipo de beneficio para que empiecen a hacerlo.
¿Quién comprará?
De la misma manera que un lector irá directamente a la sección de la librería que tiene los libros que más le interesan, un escritor debe conocer a qué tipo de editoriales, e incluso a qué departamentos, o qué personas, debe enviar su obra.
Cada vez que miro un libro, mis ojos automáticamente se dirigen a la contraportada o los créditos, donde aparece el nombre de la editorial que lo ha publicado. Si el libro es parecido a lo que yo escribo, sé de buena tinta que la editorial puede ser un buen camino para enviar mis manuscritos.
La carta de presentación
La primera línea de tu carta de presentación debe captar la atención del lector porque seguramente si no lo hace, será la última que lea. Piensa en los mismos términos que pensarías en la contraportada de un libro.
¿Cuál es el anzuelo de tu libro? ¿Quién querrá comprarlo? No importa si tu libro es bueno o no. Si no escribes una buena carta de presentación es posible que nadie llegue a leerlo. Utiliza la idea de tu historia como tu línea inicial.
0 comentarios:
Publicar un comentario