Dos conceptos impresionistas



Oye, sea este el momento para decirte mis respetos por esa novela corta de AGAR E ISMAEL. Es la mejor novela corta que me he leído en Colombia. Es una obra maestra y la comparo con La perla, Muerte en Venecia, Sidharta y La familia Pascual Duarte. Tiene buen swing, buenos dribblings y un jab directo al mentón del pensamiento. Es parodia, palimpsesto, una obra contundente.
Sentí putería al terminarla; me arrancó lágrimas.
Juan Mares


Cuando este libro llegó a mis manos (LAS COSAS DEL PROFESOR TIRADO), no creí que me iba ser de tanta utilidad como me ha sido. Lo he utilizado como herramienta para motivar la creatividad en mis alumnos al describir, para crear narraciones festivas y muy interesantes: para su desarrollo en la construcción de textos.

Entre sus páginas se encuentra “Par de ambulantes”, un texto que les fascina y les motiva a escribir la realidad con imaginación.

LAS COSAS DEL PROFESOR TIRADO es un libro que todo educador debe tener en su biblioteca o, mejor, en sus manos; tanto por lo literario como por lo didáctico, pero más por lo motivante para despertar el deseo de escribir la realidad que se pasea por nuestros barrios y calles; en los recreos y aulas.

Creo que este libro es un recurso que aporta importantes elementos para comprometer a los jóvenes a no dejar pasar los momentos de la vida sin quien los escriba, como a buen ejemplo lo hizo el autor Naudín Gracián, quien guardó las memorias de sus clases e inmortalizó a su profesor.

Creo que en algún momento de mis labores, me he hallado con el libro LAS COSAS DEL PROFESOR TIRADO en una de mis manos y en la otra, a CORAZÓN del italiano Edmondo De Amicis.

Luis Payares.


(Aclaro que LAS COSAS DEL PROFESOR TIRADO está narrado como si fueran las memorias de un escritor recordando cómo un profesor le enseñó a amar la escritura, pero en realidad nunca tuve ese maestro. Naudín)

El libro de los tigres

Por Naudín Gracián

Leí Cuentos felinos, un libro cuyo título aboca a un equívoco pues no se trata de una de esas antologías tan en boga ahora como consecuencia del mercantilismo, en las cuales no es la calidad de los textos el parámetro que los agrupa sino la temática: poemas al vino, cuentos de la ciudad equis, la literatura y el fútbol, etcétera. Decía entonces que Cuentos felinos no es un libro de cuentos sobre esa clase de depredadores, sino de unos cuantos amigos que se saludan llamándose recíprocamente “Ajá, Tigre” (con la excepción de uno de ellos que se acepta jaguar).

Más allá de que los conozco a todos y que a algunos puedo considerarlos amigos (a cada uno le he leído uno que otro texto que considero bastante malo), éste es un muy buen libro. Al terminar de leerlo uno queda con la certeza de que se trata de escritores en plena cima, y que el género del cuento en la región Caribe colombiana está musculoso.

El coloquio de los ventiladores, de Adolfo Ariza (¿es filosófico o sarcástico-socarrón?), Padre no había enviado manzanas (el viejo dolor personal plasmado en lo mejor de la obra de José Luis Garcés, ahora asentado sobre el dolor del país), Tríptico de la decrepitud, de Raymundo Gomezcásseres (ya no es el cáncer metastásico que tanto me golpeó en su primera novela, sino el desmoronamiento de unas vidas, de una sociedad, atacada por el Alzaihmer: la incomprensión, el abandono, la incomunicación, el nadaimportanadismo), Todo el que anda de noche, de Clinton Ramírez (un viejo Cormorán que recuerda a Conrad o quizá al Gaviero, perdido en el hedonismo a falta de otro faro para apuntar a puerto alguno) e Historia del bufón llamado Don José Domínguez de Alamar, de Guillermo Tedio (tremendo tratado de la ruindad humana), son cuentos que, si uno se dejara llevar por el optimismo, diría que tendrán trascendencia, que representarán un hito en la literatura de nuestra región.


Pero como estoy de acuerdo con lo que dijo Manuel Mejía Vallejo en su Taller de Escritores de la Biblioteca Pública Piloto de Medellín: “Si en Colombia ahora saliera por primera vez la Ilíada, nadie diría nada, pasaría desapercibida”, sólo pretendo hacer constar que leí este libro y que me gustó mucho.

Un buen festival de literatura

Del 4 al 6 de septiembre de 2014 tuvo lugar la versión 22 del Festival de Literatura de Córdoba que organiza el grupo cultural El Túnel en Montería, Córdoba, Colombia.

Este evento contó con una variada programación constituida por conferencias, recitales, tertulias, presentación de libros, música, "lecturas de memoria" de extensos apartes de obras de Gabriel García Márquez, visitas de los escritores invitados a colegios de la ciudad, entre otras actividades.

Este año este festival tuvo un nivel particularmente alto, aportado por las disertaciones de intelectuales y escritores de prestigio que fueron contratados por los organizadores, tales como los doctores en literatura Cristo Figueroa y Pablo Montoya, los escritores Adolfo Ariza y Clinton Ramírez, entre otros.

Esta versión de este evento demostró que la buena organización, la calidad de los artistas incluidos en la programación, y la gestión de un buen público en número y calidad, es lo que garantiza un alto nivel de estas actividades y la satisfacción de los asistentes.

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