Las razones de Teresa


Claudia, una mujer con una sexualidad agredida cuando niña y reprimida por la moral cuando adulta, decide un día echar por la borda todo y buscarse a sí misma. En capítulos cortos narrados desde diferentes focalizadores, esta novela explora la feminidad y señala taras sociales frente a las relaciones familiares. Fue escrita en un experimento extraño en la literatura: cuatro estudiantes de bachillerato coordinados por el escritor Naudín Gracián, la amalgamaron durante un año,  con un resultado que sorprendió a sus mismos autores, a muchos lectores y a diversos escritores que la han comentado.

Capítulo:

Ahora eran las dos de la madrugada y Claudia no lograba conciliar el sueño. Estaba nerviosa. Recostada en el sofá, creyó escuchar el crujido de una puerta. Rápidamente, volteó la mirada y vio el rectángulo de madera alejado del marco. Adentro, sólo había oscuridad. A Claudia le pareció ver una sombra que sobresalía en la penumbra de la habitación. Se esforzó por mantener la calma y sostuvo la mirada durante unos segundos. Impávida, esperó alguna reacción, pero no percibió ningún otro movimiento.

Cuando apagó el televisor, Claudia se encontraba en su habitación con la lámpara de mesa encendida. Escuchó crujidos de madera en la cocina. Presionó un interruptor y la habitación se iluminó. Apagó la pequeña lámpara sin despegar la mirada de la puerta. Se levantó, presa del pánico, y se dirigió a la sala. Encendió la luz para darle más claridad a la casa. Entró a la cocina. Observó la nevera, la estufa y el largo rectángulo de cemento donde reposaba un plato y una cuchara sucia de la última comida. Notó que todo estaba en orden. Se preguntó el motivo del ruido, y entonces tuvo un ataque de angustia y desespero. Rápidamente, abrió una gaveta de la alacena y comprobó lo que temía: el cuchillo de cacha negra que había comprado la semana anterior, no estaba en su puesto. Desesperada, Claudia corrió hacia la sala. Descolgó el teléfono. Escuchó el tono. Buscó en su mente un nombre conocido y confiable con el que no sintiera vergüenza al confesarle el motivo de su llamada. Sólo encontró el de su esposo. Colgó. Impaciente, se recostó en el sofá. Tenía sueño, sin embargo el pánico era superior. Trató de pensar en otra cosa. Entonces recordó a Gerardo, su primer novio. Sus padres nunca lo aceptaron. Se acordó de la última vez que se escapó de la casa para encontrarse con él. Gerardo le había mandado un papelito informándole que al otro día se iba para la ciudad a estudiar. También le puso una cita en un lugar secreto. Al final de la carta, le decía que la amaba y que, si ella también sentía lo mismo, no faltara a la cita.

—Pensé que no vendrías.

—Sabes que te quiero y que haría cualquier cosa con tal de estar contigo.

—Sí, pero si tus padres se enteran…

Claudia le tapó la boca.

—No se van a enterar.

—Te amo.

—Yo también te amo. No te vayas.

Le acarició el rostro con ansiedad. La besó.

—¿Eres mía? —le preguntó mientras bajaba las manos por sus senos.

—Soy tuya, tú sabes que soy tuya.

—Déjame estar completamente seguro de que eres mía. Quiero tenerte hoy para no olvidarte nunca. Para ser el primer hombre en tu vida. Para saber que eres sólo mía y de nadie más.

—Me da miedo.

—No tengas miedo.

Le levantó el vestido hasta las caderas. Claudia­ estaba temblando. Tenía vergüenza, pero no dijo nada. Gerardo le bajó la tanga. La besó en el sexo de niña que apenas comienza a hacerse mujer.

—No. No hagas eso —dijo Claudia, que no sabía si la sensación que experimentaba era de desconcierto o de placer, o las dos cosas juntas.

Gerardo se desvistió y se apretó contra Claudia.­

—No puedo, amor —dijo mientras lo empujaba con las palmas de las manos, suavemente pero con decisión.

—Sí puedes.

—No puedo. Sabes que te amo y que soy tuya, pero no puedo.

—¿Por qué?

—No puedo —volvió a decir Claudia. Se subió el interior rápidamente. Corrió hacia su casa.

—¡Claudia! —gritó Gerardo. Pero ella no lo miró. Iba llorando.


Novela corta
Autoría colectiva: Calixto Acosta, Marisol Correa , Naudín Gracián, José Martínez, Alberto Vélez
Dimensiones: 14 x 21,5 cm.
Ediciones Arte & Cultura
Medellín 2003, 2 ediciones
76 páginas

2 comentarios:

Unknown dijo...

Me fascina esta novela, quisiera volver a tener el libro, felicidades a los escritores, lo leí teniendo 12 años y el impacto que tuvo en mi fue muy grande

Anónimo dijo...

Lo leí por primera vez cuando tenía apenas unos 18 años y aún en mi mente revivo y disfruto cada página que leí.como me gustaría volver a tener ese libro de nuevo en mis manos...

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